Unos días en los que conocerse y disfrutar de compañeros y profesores.
Por Pablo Gómez
Todos estaban nerviosos. Se veía en sus ojos las ganas de que llegaran estos días: los días 10, 11 y 13 de octubre. No había exámenes, trabajos o exposiciones que presentar, ¡no! Lo que tenían esos días eran las convivencias de Educación Primaria. Y cómo no, fueron a Godelleta; el lugar perfecto para desconectar de la ciudad y la rutina, y conectar con la naturaleza y con los demás. Muchos creerán que la convivencia empieza cuando llegas al destino, pero la convivencia de verdad empezó en cuanto sonó el despertador…
Al llegar a clase, escucharon los buenos días. Los tutores aprovecharon para recordarles la importancia que tenía aquel día y se dispusieron a salir del cole para subir al autobús que les llevaría hasta Godelleta. Qué bien lo pasaron en el trayecto, no paraban de cantar, hablar y reír; y al llegar allí, la cosa no hizo más que mejorar. Primero, participaron de la Eucaristía. Fue un momento muy especial que sirvió para reflexionar y dar gracias por la oportunidad que tenía de estar allí todos juntos. Seguidamente, disfrutaron de un momento de tutoría en el que poder conocerse mejor, tratando el tema de los miedos que cada uno afronta. Tras esto, comieron todos juntos en la pinada, rodeados de alguna que otra desvergonzada ardilla y más tarde, disfrutaron de un rato de tiempo libre en el que poder investigar, pasear, charlar o cómo no, jugar a fútbol y a baloncesto. Finalmente, tocaba volver a casa, así que subieron al autobús y de nuevo al cole con un montón de experiencias y habiendo pasado un gran día.
Un año más, Godelleta acogió a los alumnos de Primaria con los brazos abiertos, y profesores y alumnos se llenaron de energía para poder afrontar este nuevo curso en el que si te dejas sorprender por Dios, lo encontrarás. Sólo tienes que confiar en Él. Como nos dice el lema de este año: Si vas a Dios, verás lo que te tiene preparado.
