Hacía escasos minutos que habíamos cenado y mientras algunos de los menores acababan de realizar sus tareas domésticas, otros junto a alguna educadora entraban en una de las salas de televisión.

Allí estaba todo preparado, las sillas se intercalaban con los sillones formando un círculo perfecto que solo se abría en un rincón donde se encontraba la tele dispuesta a traernos imágenes que apoyarán la actividad, detrás en la mesa dos jarras de agua caliente, unas tazas y una pequeña variedad de infusiones que nos invitaban a disfrutar de la velada.

Todo estaba perfectamente dispuesto y colocado con delicadeza y rigor para crear un ambiente positivo de acogida y bienvenida.

Minutos antes de empezar la actividad, la educadora que había organizado la charla-coloquio o noche de té, nos buscaba a los compañeros pidiendo apoyo y un poco abrumada por la posible reacción negativa de los menores.

Mayte (la jefa de ceremonia) tomó la palabra, dio la bienvenida y presentó a Atif y Paramjeet (dos chicos que pertenecen a nuestros recursos y que son originarios de Pakistan y la India) y les lanzó alguna pregunta para romper el hielo y abrir el coloquio.

Los miedos previos se evaporaron rápidamente al comprobar que aquellos muros que a veces creamos lo propios educadores se rompían y eran los propios menores los que con entusiasmo preguntaban y estaban ávidos de saber.

Todo allí fluía de forma natural, las preguntas se intercambiaban con las respuestas, las anécdotas y las vivencias de ambos venían a nosotros en multitud de formas, las fotos de la tele y las historias se entremezclaban con momentos de emoción, humor y ternura.

Aunque había una dirección previa marcada, la misma charla nos llevaba por derroteros incontrolados saliendo a la palestra temas que para nada estaban previstos.

Ni siquiera las dificultades para expresarse correctamente en castellano de ambos interlocutores era un problema, más bien todo lo contrario, le daba un toque de misticismo que aupaba la incertidumbre de lo que nos estaban queriendo transmitir.

Fue algo muy lindo, entrañable, con participación activa de los menores. Un compartir autentico donde cada uno aportó lo mejor de sí mismo. Los invitados orgullosos y satisfechos de habernos traído sus países y tradiciones, los demás contentos por haber conocido una realidad que a veces parece tan diferente a la nuestra.

Una velada preparada con cariño, pero a la vez muy sencilla y sin muchas pretensiones, se convirtió en un bonito regalo para todos los que estábamos presentes. Uno de esos momentos que quedan marcados en la retina cuando haces balance de las actividades del año y que regresa en forma de sonrisa a tu pensamiento.

Esta noche de tertulia-coloquio es una de las actividades programadas dentro del proyecto trimestral bautizado con el nombre de “CDB Viajeros por el mundo” que durante este trimestre nos ayudará a conocer la vida y las tradiciones en los diferentes continentes.

En estas primeras semanas ha sido el turno para Asia y entre otras actividades además de la charla coloquio hemos tenido una frase motivadora que nos acompaña al principio de cada semana y una cena temática.